Glorifiquemos
“Ora, para nuestro Dios y Padre para que te sea dada la gloria para todo y para siempre.” – Paulo. (FILIPENSES, 4:20.)
Cuando el vaso se retiró de la cerámica, decía sin palabras:
– Bendito sea el fuego que me proporcionó la solidez.
Cuando el arado se ausento de la fuerza, afirmaba en silencio:
– Bendito sea el majo que me dio forma.
Cuando la madera perfeccionada pasó a brillar en el palacio, exclamaba sin voz:
– Bendita sea la lámina que me cortó cruelmente, preparándome para la belleza.
Cuando la seda lució, hermosa, en el templo, aseveraba en lo íntimo:
– Bendita sea la fea lagarta que me dio vida.
Cuando la flor se entreabrió, aterciopelada y sublime, agradeció, apresurada:
– Bendita la Tierra oscura que me llenó de perfume.
Cuando el enfermo recuperó la salud, gritó feliz:
Bendito sea el dolor que me trajo la lección del equilibrio.
Todo es bello, todo es grande, todo es santo en la casa de Dios.
Agradezcamos la tempestad que renueva, la lucha que perfecciona, el sufrimiento que ilumina.
La alborada es maravilla del cielo que viene después a la noche en la tierra.
Que en todas nuestras dificultades y sombras sea nuestro Padre glorificado para siempre.
Las diferentes reencarnaciones que afrontamos nos proporcionando variados tipos de pruebas que permiten reeducarnos de muchas maneras.
Estas pruebas, en ocasiones, son dolorosas y difíciles de soportar, por lo que puede ocurrir que nos quejemos de las situaciones que vivimos y de los procesos que debemos completar. Sin embargo, Dios nos proporciona esas pruebas con el fin de perfeccionarnos, preparándonos para la vida futura y un estado de vida espiritual mucho más puro.
Si queremos llegar a ser Espíritus perfectos, primero debemos perfeccionarnos usando las herramientas que el Padre nos proporciona. Y estas herramientas son pruebas y experiencias, ya sea en este, ya sea en otro planeta, que nos permitirán llegar más alto.
Si queremos ser mejores, debemos ponernos a prueba a nosotros mismos, escalando todos y cada uno de los peldaños de la montaña que en su cúspide tiene la perfección. Trabajemos en ello, intentando avanzar un poco, cada día.
Fuente: Fuente Viva (Libro)
Imagen: PXFuel