La oración, cómo orar correctamente

¿Qué es orar? ¿Oramos correctamente? ¿Por qué es tan importante orar?

Es posible que la palabra oración todavía provoque en nosotros una cierta animadversión por el propio término. La asociamos, en ocasiones, con una actividad que nos cuesta, pero que a la vez es bastante necesaria para nuestro día a día.

Podemos definir la oración de una manera resumida y sencilla: se trata de una conversación que mantenemos con Dios, y en la que podemos comentarle diferentes tipos de aspectos. Ya sabéis que, como se dice de manera habitual, Dios es nuestro mejor amigo (además de, por supuesto, nuestro Padre y Creador), por lo que es lógico que a él le confesemos todo lo que nos preocupa, le demos gracias por la ayuda proporcionada y, en general, hablemos con él de todo lo necesario. ¿Nos responderá? Podemos estar seguros de ello, aunque lo hará de una manera completamente natural y, en la mayoría de ocasiones, sin que nos demos cuenta.

No obstante, para conocer mejor la oración, vamos a echarle un vistazo a las definiciones que Allan Kardec nos brindó en la Codificación Espírita:

649. ¿En qué consiste la adoración?
Es la elevación del pensamiento hacia Dios. Mediante la adoración acercamos nuestra alma a Él.

El Libro de los Espíritus. Capítulo II. Ley de adoración. Pregunta 649.

En primer lugar, los Espíritus contestan a Kardec acerca del acto de adorar, explicando que cuando realizamos esta acción en realidad estamos elevando nuestro pensamiento hacia Dios, acercando nuestro Espíritu al Padre.

También, en los mismos libros, se habla acerca de la adoración externa:

653. ¿Tiene la adoración necesidad de manifestaciones exteriores?
La verdadera adoración está en el corazón. En todas vuestras acciones, pensad siempre que el Señor os observa.

653 a. La adoración externa ¿es útil?
Sí, cuando no constituye un vano simulacro. Siempre es útil dar un buen ejemplo. Pero aquellos que sólo lo hacen por afectación y amor propio, y cuya conducta desmiente su piedad aparente, ofrecen un ejemplo más malo que bueno, y hacen más daño del que piensan.

654. ¿Otorga Dios una preferencia a aquellos que lo adoran de tal o cual modo?
Dios prefiere a los que lo adoran desde los hondones de su corazón, con sinceridad, haciendo el bien y evitando el mal, y no a esos otros que creen honrarlo con ceremonias que no los tornan mejores para con sus semejantes. Todos los hombres son hermanos entre sí e hijos de Dios. Él llama hacia sí a todos aquellos que observan sus leyes, sea cual fuere la forma con que se expresen.

El que no posee más que las apariencias de la piedad es un hipócrita. Aquel cuya adoración es sólo afectada y se contradice con su conducta, de un mal ejemplo. El que se ufana de adorar a Cristo y por otra parte es orgulloso, envidioso y celoso, duro e implacable para con los demás, o codicioso de los bienes del mundo, yo os digo que la religión está en sus labios pero no en su corazón. Dios, que todo lo ve, dirá: Aquel que conoce la verdad es cien veces más culpable del mal que comete, que el ignorante salvaje del desierto, y en el día de la justicia será tratado en consecuencia. Si un ciego os hace caer a su paso, le excusáis, pero si es un hombre que ve bien, os quejaréis, y con razón.

No preguntéis, por tanto, si hay una forma de adoración que sea más conveniente, porque equivaldría a preguntar si es más grato a Dios que lo adoren en un idioma más bien que en otro. Una vez más os digo: Los cánticos sólo llegan a Él por la puerta del corazón.

El Libro de los Espíritus. Capítulo II. Ley de adoración. Preguntas 653, 653 a, 654.

Después de mencionar estas partes de El Libro de los Espíritus, podemos llegar a varias conclusiones. En primer lugar, aunque la oración es un acto de adoración íntimo y personal (no en vano, se busca el recogimiento, aunque la oración se puede seguir realizando sin él), también existe la oración externa. En cualquier caso, la oración se realiza siempre desde el corazón, de manera sincera y humilde.

En cuanto a la oración (o adoración) externa, esta se realiza gracias a nuestros actos (por ejemplo, cuando hacemos un bien a alguien), y gracias a estos actos es posible dar un excelente ejemplo a otras personas. Por supuesto, Dios ve con buenos ojos las actitudes positivas y la reforma interna de cada individuo.

Finalmente, el texto nos invita a no preocuparnos por el tipo de oración que se realiza, ya que no hay una forma ni fórmula determinada para orar, sino que Dios se fija en la intención (y el corazón) de cada persona. No hay duda de que no podemos ocultarle nada.

¿Oramos correctamente?

Oración

Esta es la pregunta que todos nos hacemos. En ocasiones, pensamos que lo hemos hecho de manera incorrecta. En este sentido tenemos que volver a las citas que hemos expuesto anteriormente. Reproducimos el texto, de nuevo:

No preguntéis, por tanto, si hay una forma de adoración que sea más conveniente, porque equivaldría a preguntar si es más grato a Dios que lo adoren en un idioma más bien que en otro. Una vez más os digo: Los cánticos sólo llegan a Él por la puerta del corazón.

El Libro de los Espíritus. Capítulo II. Ley de adoración. Pregunta 654.

En conclusión, cada persona tiene su propia manera de orar, esto es, de hablar con Dios, de mantener una conversación con él y exponerle con sinceridad lo que pensamos, de los temas de los que queramos hablar. El Padre conoce a la perfección lo que se esconde en nuestros corazones, lo que hacemos en el día a día, cómo nos comportamos y en qué pensamos. Por lo tanto, no tenemos que avergonzarnos de decirle lo que consideremos necesario.

En El Evangelio Según El Espiritismo, Kardec ya explica lo que es la oración:

La oración es una invocación. A través de ella nos ponemos, con el pensamiento, en relación con el ser a quien se la dirigimos. Puede tener por objeto hacer un pedido, agradecer o alabar. Podemos orar por nosotros mismos y por los demás, por los vivos y por los muertos. Las oraciones dirigidas a Dios son escuchadas por los Espíritus encargados de ejecutar su voluntad. Las que se dirigen a los Espíritus buenos son transmitidas a Dios. Cuando alguien ora a otros seres y no al Señor, no hace más que recurrir a intermediarios, a intercesores, porque nada puede hacerse sin la voluntad de Dios.

El Evangelio Según El Espiritismo. Capítulo XXVII. Acción de la oración, transmisión del Pensamiento, punto 9.

En este mismo apartado también se explica que, cuando oramos, se realiza la transmisión del pensamiento. Todos los seres, ya sean encarnados o desencarnados, están (o estamos) sumergidos en el fluido universal. Por lo tanto, cuando realizamos una oración, estamos utilizando nuestra voluntad para, siempre con permiso de Dios, emitir una corriente fluídica que pueda llegar al ser por el que estamos orando. De esta manera, este fluido puede llegar a tener consecuencias muy positivas sobre el Espíritu.

Gracias a la oración, también podemos conseguir la asistencia de Espíritus buenos y puros. Estos no nos ayudarán con obras físicas, moviendo los problemas que tenemos o haciéndolos desaparecer, sino que en realidad nos dan coraje y valentía ante las vicisitudes de la vida. De esta forma, y cuando, por ejemplo, tengamos que hacer frente a una situación complicada, pueden guiarnos con el pensamiento, aconsejándonos con acciones que sería correcto hacer. Lo mismo puede suceder con otras personas, por las que oramos.

¿La oración es buena para Espíritus recién desencarnados?

Oración

Esta es una cuestión muy útil, y que puede llegar a ayudar mucho a los Espíritus que han desencarnado recientemente. En diferentes religiones, se reza por aquellas personas que acaban de fallecer, en un intento de ayudarlas en su paso “a la otra vida“, para que sean guiadas hasta buen puerto. En el Espiritismo tenemos un recuerdo parecido en imagen, que en el fondo es la propia oración, de la que estamos hablando.

Muchos de los Espíritus que sufren solicitan oraciones con el fin de ver disminuida su mala situación en el plano espiritual. Esto es porque la oración por ellos, bien realizada, les ayuda a sentir que existen personas que les recuerdan, haciéndoles sentir en mejor situación.

La oración ejerce sobre ellos una acción más directa: les devuelve el ánimo, les infunde el deseo de elevarse a través del arrepentimiento y la reparación, y puede desviarlos de la idea del mal. En ese sentido, la oración no sólo es capaz de aliviar sus padecimientos, sino también de abreviarlos.

El Evangelio Según El Espiritismo. Capítulo XXVII. Acerca de la oración por los muertos y por los Espíritus que sufren. Punto 18.

Los Espíritus buenos y puros recomiendan la oración, pura y constante, en todas las circunstancias de la vida, debido a las ayudas que puede proporcionarnos. Tened en cuenta que una buena acción también es una oración.

Conclusiones acerca de la oración

Oración
  1. ¿Qué es orar?: Orar es elevar nuestro pensamiento a Dios, solicitándole ayuda a diferentes conceptos, dándole gracias, o simplemente alabándole. Hay muchas razones por las que podemos realizar una oración.
  2. ¿Cómo se ora correctamente?: Orar es, simplemente, una conversación con Dios, por lo que podemos hacerlo correctamente. Solo con pensar en él, o realizar una buena acción, ya estamos orando. Se puede orar en cualquier momento y lugar.
  3. ¿Se ora siguiendo una estructura?: No, cuando seguimos una determinada estructura, y la repetimos sin cesar, en realidad estamos haciendo un rezo. En la oración solo toma parte nuestro corazón y la sinceridad de las palabras que estamos emitiendo a nuestro Padre.
  4. ¿Es necesario el uso de algún objeto para orar correctamente?: Repetimos la respuesta a la pregunta anterior: en la oración solo toma parte nuestro corazón y la sinceridad de las palabras que estamos emitiendo a Dios. No es necesario ningún objetivo, ni amuleto, ni talismán. De hecho, el Espiritismo confirma que el uso de este tipo de materiales no tiene ninguna influencia sobre nada.
  5. ¿Por qué es tan importante orar?: La oración permite que se derramen sobre nosotros, y sobre los Espíritus por los que oramos, fluidos buenos y saludables que dan fuerza ante diferentes situaciones. De esta forma, al orar, tenemos más “fuerza” a la hora de progresar en la vida, encontrar nuevos caminos y, en definitiva, ser mejores cada día.

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